Jueves~ songfic Original One-shot

El subterráneo, por la mañana, lunes.

Las blancas escaleras que siempre descendían, un poco sucias de tantas huellas diferentes aun más con la pasada y reciente alegría de año nuevo.
La gente de servicio quitaba los adornos, mientras allí abajo resguardándose del frío de la superficie de la brisa del crudo Enero que cala hasta los huesos estaba el mar de gente, presuroso bajaba por las escaleras con un poco de torpeza un rubio de melena lacia que se movía al compás de su caminar agitado, apurando el paso un poco más hacia la caseta de los subterráneos, en ese momento con poca gente que avanzaba lentamente, el rubio se encontraba desesperado por que si no se apresuraba se le pasaría el anden directo, el que lo llevaría a su destino, cada vez a paso
más lento avanza la pequeña cola de la caseta de cobro.

-Allí va el anden directo… llegaré tarde otra vez- pronuncio apenas en
un susurro con voz suave, suspirando.

Al parecer no sería un buen día para él. Con el humor crispado, de mala gana compró su boleto en la taquilla y se fue directo a esperar el próximo tren, sentado en la estación sin nada mejor que hacer, con los blancos y flacuchos dedos entumidos por el frío pone en su celular una pista para distraerse.
Se abraza a si mismo para darse un poco más de calor, vagabundeando su vista a los anuncios rasgados o rayados del lugar, sus grandes ojos oscuros se pasean entre la gente.

Un mar de gente, ocupados cada quien a lo suyo, mostrando tanta indeferencia… parece que
no hay nadie… como si estuviera solo…

Paro sus pensamientos al ver llegar su transporte, menos mal que era temprano y casi todo mundo tomaba el andén directo por lo tanto le esperaba un cómodo asiento y llegando a su escuela un buen regaño de su tutor que ya hasta mencionar estaba de más, con resignación subió a la cámara de pasajeros con la cabeza baja se sentó en el primer asiento libre, la música de los cascos volvió
a sonar.
Lentamente fijo sus negruscos orbes al frente encontrándose con un chico.

Él…

Al momento de verlo por primer vez su corazón empezó a latir con fuerza sus perlas azabaches brillaron mientras sus mejillas se teñían de carmín furioso, todo desapareció a su alrededor quedando solos en su mente.
La expresión de ese rostro masculino, esa suave melancolía que emanaba su jade vista fija en la ventana, la piel inmaculada morena un poco tostada y su cabello chocolate, lleno de tirabuzones, esa aura de misterio que rodeaba a ese chico tan común y a la vez tan exuberante, no podía quitar su mirada de aquel ser que llamó a ser observado.
Lentamente paseo su vista por todo su rostro como si quisiera acariciarlo con cariño y de nuevo las mejillas le ardieron, paro bruscamente su escudriño acomodando su vista en el interesante suelo, mientras oía el salvaje latir en su pecho.

¿Quién es?...

Era la pregunta que resonaba con insistencia en su cabeza pero era más perturbador para el por que detrás de esa pregunta venían desencadenándose miles de reacciones anormales en su cuerpo, ¿acaso era normal sentir ese vacío en el estomago, el agitado corazón casi salírsele? Perdiendo el control empezó a temblar ligeramente con la piel de gallina, suspiro pesadamente para tranquilizarse.

¿Qué diablos me pasa? Nunca me pasó nada igual... ¿Qué fue eso?... mirarle como estúpido casi con la boca abierta, no puedo ser más patético. ¿Y si se dio cuenta? ¡Que vergüenza!

Volteó la vista avergonzado hasta las orejas observando que el chico ni siquiera le miraba.

Pero que va, este ni cuenta se da de lo que hay a su alrededor. Pero aún así yo… quiero saber quien es, yo deseo que se de cuenta que existo. ¿Como puedo llamar su atención?… para mí sería imposible que alguien así se fijara en algo como yo, soy alguien más de montón.

Por tercera vez suspiro esta vez derrotado bajo la mirada desde su centro de atención –el chico frente a él- hasta el piso del andén manchado por el uso.
Al posar de nuevo sus ojos sobre él sus dudas se fueron, nervioso jugaba con el cable de sus cascos para la música e intercalaba la mirada un cada cuanto para verlo con una pequeña sonrisa en el rostro.

Jugando al gato y al ratón sin querer ser detectado.

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El día apestaba, primero queriendo escapar todo lo que pudo de la multitud se subió uno después del andén directo, como resultado: su primer intento fallido ya que el vagón en el que viajaba estaba atestado, ahora se estaba molestando con demasía con el chico rubio que tenía en frente llevaba desde que inicio el trayecto mirándolo “discretamente” pero sin duda lo que le ponía furibundo es que él estaba haciendo lo mismo.

¿Pero por que?

No tenía en la cabeza la respuesta a esa pregunta, solamente ese estúpido rubio le parecía…

Diferente, interesante.

Había algo que no le dejaba tranquilo con su actitud. Detesto la vida propia y exasperado trato de despejar su mente, se desconecto del mundo, ignorando todo a su alrededor.

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-ahh…- el decimo suspiro en menos de una hora-

Era un idiota, completamente pero no podía dejar de pensar en el castaño del andén.
Sus ojos espejos de vida, como una ilusión ante él, imposibles de obtener. ¿En qué clase estaba? La verdad no le importaba mucho solo esperaba desde el fondo de su corazón volver a ver a aquel chico, aunque sonara raro viniendo de otro pero estaba seguro que el sentimiento que había teñido su alma era la una semilla de la flor más preciosa que podría nacer en un ser humano, el amor.

Cuando le vio, lo supo. Hay que aprender a aceptar que el amor no tiene condiciones, que nace solo e inesperado, y que el muy desgraciado era ciego.
No había vuelta a atrás solo el tiempo desvelaría la verdad del futuro cercano.

-eh! Tontillo la campana sonó hace diez minutos ¿No piensas marchar a casa?- le miro una chica bajita de largos cabellos negros.

-ahh…- onceavo –claro que si Lucy- le sonrió afable.

-Pues levanta rubio, vamos- miro a su compañero –procura decirme quien es o al menos preséntamela- lo empujo un poco y se fueron.

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El Subterráneo, por la mañana, martes.

¿Qué diablos hacia tomando ese maldito andén en vez del directo?

Prefirió no responderse y empezar a moverse que si no lo dejaban pitando allí y era bastante tarde, por si fuera poco el único asiento era el que estaba en frente al jodido rubio que no dejaba de mirarle ayer.

Se sentó, empezando a removerse en el asiento, esos oscuros pozos brillaron al verle atravesándolos con un destello de luz, pareciendo nacer desde el fondo.

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¡Qué suerte! ¡No lo puedo creer esta aquí! Bendito sea el mundo ¡juro que el destino es tan benévolo!

Y allí es cuando no aparta la vista del otro, en efímero momento sus verdosos orbes se pasean por el frente. Al rubio se le corta la respiración, el ardor de su rostro le sofoca, siente el cuerpo rígido, poco a poco se estremece de pensar que haya puesto la mirada en él; Con un suspiro del otro que mira atentamente… ¡su reflejo en el puto cristal!

Valla con esas decepciones, empiezo a creer que me he topado con un tempano de hielo y lo que muestran sus orbes no son vida sino la vista de una laguna subterránea y fría.
Será cabrón el destino mira que darme esperanza y después matarla de la peor manera…

Suspira con cansancio y desanimo el níveo muchacho rubio, sin darse cuenta en los fijos ojos jade que tienen su vista posada en él, mientras el rubio se resigna a ser una invisible mancha en la pared y mira cualquier cosa sin especial atención, sin el resplandor en sus pedazos de noche.

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Que cambio de actitud ¿será bipolar? Ya que no me observa le devuelvo el favor.
Mira que es atractivo ese descolorido, piel de porcelana, cabellos paja lo tiene muy largo, labios finos y sonrosados, parecen tan suaves… quisiera tocarlos.

Crack

El moreno se avergonzó de sus propios pensamientos, tratando de no pensar en nada más cerró los ojos, esperando llegar pronto.

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Una semana y contando, bueno mientras pueda verle soy feliz. Quisiera dejar de ser la insignificante mancha de la pared y que me mirase un poco, yo sé que no soy la octava maravilla ¿pero es que estoy tan del asco? Una semana completa sentados frente a frente y el tipejo ¡ni siquiera se da el tiempo para mirarme!

En verdad no soy listo, guapo, ni tengo algo especial. Pero ¡tampoco soy invisible carajo! ¿O sí? No, Lucy puede verme.

Hablando de la reina de roma que por la puerta asoma…

-¿Qué haces Denis?- le mira la chica –¡hey!- golpea la butaca –deja de poner esa cara de perro desvalido ¿acaso ya te…-

-Dime Lucy ¿Te parezco guapo?- la interrumpe mirándola. La chica de repente se avergüenza.

-Idiota, no te has observado un poco en un espejo eres todo un hombre, con esa piel que tienes que dan ganas de manosearte entero, tu claro cabello tan sedoso y brillante, ¡Ah! Y tus ojos negros que contrastan con todo tu ser… no me mires así es opinión general del salón- le dijo volteando su rostro y susurrando otra cosa –si supieras que volviste gay a más de la mitad del salón entenderías un poco- recordando cómo había escuchado a algunos decir que les encantaría empotrarlo a la pared.

-¿dijiste algo?- le pregunto

-no nada, nada- se apresuro a corregir espabilando con un gesto despectivo de la mano.

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El subterráneo, por la mañana, noveno lunes.

¡Nueve semanas! Y sigo igual o peor, ya perezco un acosador. Tomar el andén directo a la escuela y llegar tarde solo para verle, como si le siguiera. Para colmo de mis males he decido traerme mi chaqueta favorita ya que con ella es con la que me veo “mejor” tal vez me de suerte…

Se sentó en el lugar de siempre, frente al moreno. Expectante, quería que por lo menos esta vez le mirara, levanto la vista y se topo con sus verdes lagos al frente, tembló, se ruborizo y perdió la respiración de nuevo, de soslayo miro a ver si esta vez no era el reflejo al que observaba ¡bendita
chaqueta!

Así tan pronto el castaño bostezo que se fue el ánimo y suspiro cansado, desviando su vista a otra parte del andén sintiéndose estúpido, observo con curiosidad como una chica cerca de él, parecía vivir su infierno con… valla otra chica, él no era la única víctima que el amor flechaba para el mismo lado, solo que ella tenía más posibilidades que él, tan mona con sus dos coletas castañas rojizas sujetadas con lazos, ligeramente tostadita y de ojos cobrizos, que miraba a la chica de enfrente, la que parecía nada contrariada y un poco desanimada de lacio cabello azabache, exquisita piel lechosa y ojos de un extraño y atrayente morado.

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Sueño, sentía mucho sueño, apenas había dormido ayer. Existen los sueños que matan, si una muerte muy placentera… estaba perturbado, decidió poner la mente en mode off; bostezo.

Maldigo a ese rubio y sus miraditas, ayer no pude pegar un ojo por su culpa. Es mejor desconectarme y dormir, allí esta él desgraciado que no me deja descansar, parece una ilusión… se ve tan mono con esa chaqueta resaltando su ser… va a ser que hoy tampoco duerma, es tu culpa por ser tan lindo.

Y así todo el camino se le quedo viendo, más el otro pensó que venía viéndose a sí mismo en la ventanilla. Le miro con algo de rabia contenida y reparo en la sudadera abierta que dejaba al descubierto el uniforme de… ¿¡su escuela!? Iban en la misma escuela.

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Llego como rayo a la escuela entro empujando, diviso a Lucy platicando animadamente con dos chicas más, por lo que muy caballeroso le tomo de la mano y la llevo lejos de allí con la excusa de que tenían que hacer unos deberes.

-Alto ahí caballito salvaje ¿tienes una idea de la plática que acabas de interrumpir?- enseño sus lindas cejas ceñudas de enojo.

-Lucy necesito saber cómo se llama un chico moreno, alto, cabello castaño lleno de rollitos y con los ojos tan verdes como las hojas de un árbol- casi no respiro y le señalo haciendo muecas y movimientos estúpidos. Lucy le miro y empezó a descomponerse de la risa.

-Ya sabía yo que te gustaba la otra cera- el muchacho se sonrojo al verse descubierto por el mismo.

-¡Lucy!- le reprocho con las orejas ardiendo.

-vale, vale- y le miro profundamente- déjame ver, creo saber de quién hablas Geraldo de IV C es uno de los más perseguidos en ese semestre, aunque dicen que es el ser más antisocial y corta rollos, por eso prefieren a Roberto del IV F que es tan guapo y amable- le dijo ella con estrellas en los ojos.

-gracias Lucy- le abrazo cariñoso y tan contento como estaba se fue deambulando por allí.

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Valor, era lo que en ese momento quería, sabía su nombre y todos los días asistía a sus auto citas en el andén directo.

Diablos que no soy un hombre ¿o qué? Vamos hoy es el día, vienes desde el lunes con esto atorado en la garganta…

Hoy yo, yo lo hare. Tal vez el vagón medio vacio sea una señal.

Miro en dirección al castaño y se encontró con su vista fija en él, por primera vez, las cuencas negras brillaron con una sola estrella y se enjugaron de cristalina agua, en sus entrañas hubo una explosión de cosquillas que se extendió por todo su ser en una ola cálida, el corazón quería salírsele, las mejillas sonrosadas de nuevo, le faltaba la respiración, su cuerpo vibraba de
gusto, se estremecía mientras parecía cada vez volverse minúsculo, el piso se le movió parecía querer tirarle.

Un suspiro salió de los labios café que sentía haber visto al ser más maravilloso e irreal, desvió la vista avergonzado al verle cerrar los ojos con fuerza.

-Ge-Geral-do…- apenas audible susurraron su nombre esos labio rosados.

Idiota, Idiota, Idiota, Idiota. ¿¡Que me pasa!? Soy tan patético… ahora creerá que soy un acosador, un loco, un tonto, me odiara y verá que soy un perdedor, por favor que se abra la tierra y me trague.

Abrió los ojos sorprendido, como un milagro, la voz de un ángel pronunciando su nombre. Hipnotizado por el repentino llamado, se paró decidido, apenas cruzo el vagón de dos zancadas.

Le miro otra vez y se sienta al lado, tomando el rostro del otro le pronuncia lento y con una gran sonrisa.

-Yo no te conozco… pero quisiera hacerlo, saber tu nombre para pronunciarlo por todos lados, y extrañar cuando no escuche el mío de tu voz-

No pudo ocultar la sorpresa que se vio reflejada en su cara roja, ni las lágrimas que amenazaban con salir de felicidad, le curvo sus labios y mostro sus dientes blancos como si la vida se le fuera en ello.

Sus ojos resplandecieron como los negros, la brillante sonrisa de su rubio le dejaba bobo, solo atinó a sonreírle igual. Quiso tomar los labios rosas, mejor decidió esperar tenía el tiempo para
hacerlo después sin que se asustara el chico ojinegro.

-yo… mi nombre es Denis-

Se instalo un calor agradable en su pecho y le dieron ganas de reír por todo, sin saber que decir y teniendo miedo a decir incoherencias.

-sabes desde mañana que te vi yo… elijo este tren- confeso el moreno cohibido.

Escucho la pequeña risa, entonces vuelve la cara para mirarlo un poco decepcionado.

-yo también dejo pasar el directo- le mostro su lengua rosa mientras sonreía azorado.

Ambos rieron por nada, sintiéndose tan bien, tan completos, llenos de felicidad.
A penas percibieron cuando dejaron de reírse, al verse a los ojos se perdieron, inconscientemente se tomaron de las manos corriendo una corriente por sus cuerpos e instalándose en el hueco del estomago.

La oscuridad de un túnel los embargo, tornando las intenciones claras, llevando una mano al rostro moreno los dedos blancos rosaron su mejilla izquierda, el corazón de ambos latiendo al unísono, fuertes, violentos.

Salvaron la distancia entre sus bocas, el choque de sus labios les produjo una fuerte descarga, la sensación del calor del otro, la suavidad de su toque, el dulce sabor que se trastocaba con el propio, con el alma en la mano dispuestos a encadenarlas por la eternidad, la sensación de deseo y anhelo que brotaba del beso del contrario.

HOY ES UN DÍA ESPECIAL, ESTE JUEVES ONCE DE MARZO, POR QUE ME ACERQUE A TI… INCLUSO SI YO MURIERA EN ESTE INSTANTE SERÍA FELIZ POR QUE TU ESTAS A MI LADO…



Kain~