Centro Comercial

Pues bueno como el titulo lo indica el rol es una tienda departamental con muchos puestos y dependientes guapos en ellos... :3

Las fichas fueron movidas, toda la información del personaje esta colgada allá y las fotos también pero hare mención de los nombre de los personajes que manejo:

Orlando Monelo, fotografo.
Ayshane Petit, Florero y jardinero.

Los mios!!

Nombre: Jan Van Dijk
Edad: 23
Fecha y lugar de nacimiento: 3 de Junio de 1987 en Utrecht, Holanda.

Trabajo: Gerente del hotel
Apariencia…

Spoiler:

Comportamiento: suele ser problemático porque siempre de una o otra forma acaba ayudando a las personas, luego estas le siguen (la mayoría del tiempo enamoradas) aunque él no busca ese tipo de atención es amable con todos, anima a la gente con unas cuantas palabras, siempre está dispuesto a ayudar y confía demasiado en las personas nunca piensa mal de nadie (lo que da pie a que se aprovechen de él).
Gustos (obsesiones): hacer amigos, una insana obsesión por el color blanco y a siempre estar impecable.
Desagrados (cosas que odia): que la gente se meta en problemas o que alguien se encuentre triste.

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Nombre: Argus Sophronia
Edad: 17 (18) años
Fecha y lugar de nacimiento: 11 de Noviembre de 1992 en Nomos Trikalon, Grecia

Trabajo: Ayudante en la tienda de mascotas
Apariencia…

Spoiler:

Comportamiento: es demasiado taciturno, pasa de todo a su alrededor por que no le interesa en lo mas mínimo lo que pase con el mundo, habla muy poco y prefiere actuar siempre tiene sus pensamientos dirigidos a los animales porque son a los únicos que considera sinceros. Es muy cuidadoso y se toma su tiempo en cada animalito que atiende.
Gustos (obsesiones): Los animales sobre todo los que se dejan abrazar.
Desagrados (cosas que odia): los que odian y maltratan a los animales, a los mentirosos también

Apenas había llegado a la ciudad y lo metieron en un auto para drigirse hacía el centro comercial, parecía que habían investigado a fondo su trayectoria y sabían que a la primera oportunidad se lanzaría a pasear para buscar gente guapa con quien tener una aventura, joder y justo cuando llegaban de noche el momento donde la caza es variada y grande.

-jodeer...- suspiro cansino, pero al entrar al centro comercial sus ojos brillaron.

Se veia pasar jovenes de diferentes nacionalidades de aqui por allá, todos lindos y guapos; sonrio como bobo en el paraíso imaginando cuanto provecho podía sacar en ese trabajo. Estaba soñando despierto cuando dos jovenes mujeres se interpusieron en su divino paraiso, fruncio el ceño.

-Oigan tías, alá con sus tetas a otra parte que no ven que me tapan a los angelitos.

Las despidió con un gesto despectivo, no las consideraba hermosas, las dos chicas se miraron y le acomodaron tremendo golpe en la cabeza.

-Llora plebello que estas frente a tus jefas

-Te atormentaremos por insolente

Y se puso blanco, empezó a reir nervioso.

-No creais eso, que ha sido una bromita nada más...

-siguenos, y como cometas alguna insolencia más veras-

Sudo la gota gorda, para encaminarse detrás de sus jefas. Lo llevaron al hotel y le dijeron que lo querían a primera hora en el estudio había asuntos que arreglar, se sobo la cabeza mientras buscaba la recepción.

-Menuda hostia me han dado joder, mira coño que parecen machosss...

Se callo al instante un rubio angel le daba la bienvenida al hotel.


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Las 10.00 hora en que su chico salia a camer, tal vez hoy se animaria a invitarle a comer. Cuanto tiempo tenía observandolo desde la vitrina con sus flores, no lo recordaba solo lo miraba su hermosa sonrisa al convivir con los cachorros o cuando los gatitos subian a su cabeza en los descansos y dormian juntos, tan lindo.

En medio de su ensoñación el chico escapo raudo y veloz, el unico problema con su amor platonico es que si no tenias orejas o cola ni siquiera te regalaba una mirada.
Y su bendito problema era la timidez, lo siguio con sus ojos a un puesto de comida rapida, suspiro de nuevo imaginando como seria hablarle.

Y como todo el tiempo una amable sonrisa dibujada en su rostro, su ya acostumbrada actitud servicial la acompañaba. ¿Y que menos podía hacer? Era el gerente del gran Hotel del Centro comercial, su principal misión era atender al cliente de la mejor manera, y aquello le acomodaba perfecto, pues el era un chico al que le gustaba tratar a la gente, ayudarles, incluso sacarles una sonrisa en el momento mas negro que estuvieran pasando.

-Muy buen día y bienvenido a nuestro hotel- decía parado frente a la puerta recibiendo a la clientela.

Su impecablemente blanco traje hacia juego con su nívea y pálida piel, y sus dorados cabellos, dándole la imagen de un ángel para muchos de los que le veían.
-Señor...

Hablo al joven frente a él, quien se encontraba mirándolo ¿será extranjero acaso? ¿no le había entendido?

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Las 10 horas y se encontraba cerrando el local para salir a comer, odiaba dejar a su amigos abandonados, pero vamos el como todo animalito al que cuidaba, necesitaba alimentarse, así que era indispensable tener que cerrar para satisfacer su hambre.

Se dirigió al puesto ambulante cerca de allí y hacer su ya acostumbrado pedido, el cual inmediatamente le entregaban y calmadamente se iba a disfrutar en alguna de las bancas del lugar. A falta de lugar cerca de su tienda para vigilar a sus pequeños, no tuvo más remedio que buscar la que más estuviera a la vista de su tienda, por lo que encontró una banca libre cerca de la florería, donde disfrutaría de sus almuerzo, al mismo tiempo que tenía una linda vista de sus cachorritos y gatitos y también el delicioso aroma de las flores a su lado.

-nyaaa!
Penso como colegiala y se alarmo al ver al chico lindo de enfrente sentado en la banca de la floreria, el panico y la euforia lo recorieron simplemente la regadera que sostenía se le callo de las manos por la temblorina.
Se avergonzo de si mismo y con el corazón latiendo a mil busco una excusa para acercarse al chico de cabello chocolate, volteo para todos lados encontrando como olia una flor de color anaranjado era una margarita; revolvio toda la tienda a prisa buscando unas cuantas margaritas y jazmines para amarrarlas a un liston rosa, luego observo esas pajitas con las que los gatos sueles jugar y las añadio.
-ss-suerte...- se dijo frente a un espejo y se achicalo su cabello despeinado.
Camino hacía la entrada y saco la cabeza para ver con sus ojos miel al chico comer comida basura.

-hola...

susurro con su fuerte voz, pero el chico ni le miro; el de ondulados cabellos chocolate se levanto como si nada de la banca ignorando su presencia, suspiro y dejo en la banca las flores al lado de un celular, sentado en las escalerillas suspiraba abatido y como niño regañado.
Seguro que con su aspecto parecía un gato montes lloron.


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Estaba aturdido ante tanta belleza... ojos azules claros, puros como agua de manantial, faciones finas, labios rosas pequeños y carnosos esculpidos por el mismisimo miquel angel y el cabello rubio brillante lacio y suave, todo él enfundado de blanco, un cuerpo delgado, alto... arte puro, se dijo a si mismo: di algo inteligente, pero lo unico que salio de sus labios fue una completa tonteria.

-si tuvieses pechos me casaría contigo

Se quedo helado y empezo a reirse nervioso, era un completo idiota deserebrado, esta era la primera vez que no le salian las palabras adecuadas.

-Usted es graciosos, señor, ¿En que puedo ayudarle?- sonrió con una de sus mejores sonrisas.

El joven alto, morenos de cabellos negros y esa mirada escrutadora, seguían inspeccionándole. Aun no comprendía porque ¿Algo andaba mal con su traje? ¿Andaba mal peinado? Se alarmó al pensar que podría estar luciendo desaliñado.

-Emm…por aquí…- le hizo un ademán con la mano.

Acompaño al hombre a recepción y así le registrasen, para después amablemente retirarse y cuando estuviera fuera de la vista de todos correr despavoridamente al baño, para revisar sus aspecto.

.-.-.-.-..-.
Terminaba de devorar el último trozo de su bocadillo, y observó la margarita frente a él acercándose a ella para olfatearla, su dulce olor le agradaba, le gustaría llevarse unas cuantas y con ellas adornar su negocio, pero los mininos eran muy traviesos y acabarían con ellas en un santiamén.

-Hola…

Escuchó un susurró al cual no le restó importancia, se escuchaba muy bajito como para que estuviese cerca, y mucho menos estuviera dirigido a él. Sacó su celular para ver la hora, y después levantarse de la banca para volver a sus labores.

Ya después de abrir se podo tras el mostrador esperando clientes o simples curioseadores, no de sus cachorritos jugaba en el piso con los cordones de su zapato, no pudo evitar enternecerse y sacarle una foto, pero cuando se disponía a sacar su celular notó que n lo traía consigo. Se alarmó ¿Dónde habría quedado?

Observo deprimido las flores en la banca y tomo el celular observando el fondo de pantalla al chico de sus sueños durmiendo con un gatito en la cabeza sonrio feliz, la gente al rededor podia jurar que salian corazones a su rededor.
Volteo de un lado a otro y transfirio la imagen a su movil, no era un delito ¿o si? observo una vez más con los ojos brillantes la imagen enternecedora abrazando el celular y una idea para cruzar palabras se vino a la mente del joven, la sonrisa se acentuo más.
Agarro las flores y cruzo al puesto de mascotas apresurado, pero al llegar a la puerta paro en seco avergonzado y con el corazon agitado, preguntandose que frase usaria y preocupandose por pequeñeces que la gente pasaba inadvertida.
Allí estaba cuando abrieron la puerta desde dentro y miro para abajo encontrandose con la mirada directa del dependiente de ojos claros.
Temblo, se aergonzo y por ultimo tartamudeo ¡era la primera vez que notoba su existencia! imposibilitado para hablar extendio la mano dandole el movil y las flores, sus ojos empezaban a abrillantarse lagrimas de emoción le sobrevenian.
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-Usted es graciosos, señor, ¿En que puedo ayudarle?-

Solo lo miro, tenía una inocencia propia de un niño ¿que hacia tan pura alma dentro de ese hermoso jovencito? era increible...

-Emm…por aquí…- le hizo un ademán con la mano
Lo siguio hasta recepción, para registrarse.

-Tengo Reservación a nombre de Rolando Monelo- hablo facilitando la información.

-como no veo ningun botones prodias ayudarme guiandome a la habitación monada-

El otro sonrio nervioso y empezo a encaminarlo a su habitación, para cuando habían llegado a la puerta practicamente habia aventado el equipaje, para voltear a sonreirle a su angelito.

-¿Sabes que me habeis dicho de este lugar? que dais un exelente servicio a la habitación-

sus palabras estaban teñidas de un doble sentido mientras sonreia como lobo de cazeria.

-¿que gusta usted señor que le traigamos?

-me pareceri bien su pudiera contar con vuestro servicio especial todo rojo y adornado con velas-

Canturrio feliz obsevando la limpia sonrisa del chico.

-Extraña petición pero será concedida para nuestro vuesped-

y se quedo viendo como se formaban los plieges en el pantalon blanco.

Tengo Reservación a nombre de Rolando Monelo- habló facilitando la información.
Escucho atentamente, quedándose por obligación a su lado, puesto que no veía ningún botones a la vista y no quería causarle inconvenientes a su cliente, pues lo que más odiaba en la vida aparte de ver a una persona triste, era que se sus clientes se metieran en problemas.

-Como no veo ningún botones podrías ayudarme guiándome a la habitación monada.
Sólo asintió, y sonrió amablemente nervioso, la mirada de aquel sujeto le estaba agobiando, lo encaminó directo a su habitación e hizo un ademán con la mano para que entrara a ella, casi instantáneamente el huésped arrojó sus valijas a cualquier lado y volteó hacia él.

-¿Sabes que me habéis dicho de este lugar?- el sólo escuchó atento lo que le decía.-que dais un excelente servicio a la habitación.
El sólo sonrió ante el comentario. Se alegraba que hubieran dicho halagos de su hotel, eso le ponía feliz, pues para él perfección lo era TODO.

-¿que gusta usted señor que le traigamos?- preguntó amable y servicialmente.

-me parecería bien su pudiera contar con vuestro servicio especial todo rojo y adornado con velas- Canturrio.

-Extraña petición pero será concedida para nuestro huésped, en unos minutos vendrá alguien a conceder vuestra petición- nuevamente sonrió. – si me disculpa, hizo una venía para demostrar formalidad y respeto y se pasó a retirar.
.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

Estaba alarmado por su situación, así que comenzó a hacer memoria de donde podría haberlo abandonado. Posó sus codos en el mostrador, quienes detenían el peso de su cara entre sus manos, e intentó hacer repaso y después de unos segundos lo recordó, lo había dejado en la banca junto a la florería, que tonto había sido. Se dispuso a salir en busca de él, y justo cuando abría la puerta se topó con un cuerpo, alzó su vista para ver de quien se trataba. Un alto joven de cabellos marrones y mirada brillante como la de un cachorrito feliz mientras juega con una pelota, el joven no hablaba solo le miraba con un semblante entre nervioso y temeroso, como la de un gatito cuando recién conoce a un humano.

El joven, quien al parecer era tartamudo o algo por el estilo le extendió su celular y un ramo de margaritas, simplemente los tomó sin despegarle la vista. En verdad parecía un cachorrito en apuros, nunca pensó ver eso posible, un humano que parecía un animalito indefenso, no pudo evitar sonreírle.

-Gracias.

Simplemente dijo aquello, y le extrañaba, pues nunca o había hecho, le costaba tener relaciones con la gente, incluso con sus clientes era muy difícil. El joven aun le miraba y sin decir nada, aquello le estaba impacientando.

-gracias-

¡la hermosa sonrisa que le adornaba en ese momento le dejo fuera del juego! no supo que decir o hacer y se limito a observarlo contento como si moviera una cola imaginaria. De repente el entrecejo café empezó a torcerse un poquito, se apresuro a hablar pero solo logro tartamudear y mover las manos frenéticamente.... no sabía que hacer ¡estaba tan nervioso!

-nn-nombre... mi nombre es P-Petiiit-t, Ayshane Petit- dijo como pudo tratando de normalizar su gruesa voz

-¿cual es el tuyo??- susurro bajito

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Confiado de que se había hecho entender se encerró en la habitación sonriendo e imaginando lo que vería a continuación, se dispuso a tomar una ducha para estar listo la ocasión meritaba que todo fuera a la perfección. Se envolvió en una toalla del hotel y fue a revisarse minuciosamente al espejo, empezó a fantasear con el rubio envuelto en sabanas rojas deslizándose desnudas por la clara piel; interrumpiendo sus nada sanos pensamientos, tocaron a la puerta y se puso nervioso y enseguida se recupero para abrir recargándose en el marco de la puerta sonriendo seductor.

-joder- fue lo único que pensó al ver a una desabrida castaña mirarle con los ojos brillantes.

Pasaron a dejarle una cena de frutos rojos servidos en un carrito a juego en en un mantel y platerías tintas. Lloriqueo internamente, por iluso, viendo el panorama... la emoción le hacía un estúpido se dijo a si mismo.

Salió de la habitación dirigiéndose al lobby, para atender el pedido del huésped, consiguió en menos de lo que imaginó todo lo que había exigido, así que mando a una de las mucamas a entregarlo, esperando con impaciencia que hubieran acatado las exigencias y que al huésped le hubiese agradado.

Unos minutos después pudo vislumbrar a la joven que se había encargado de entregar el pedido, se le miraba un poco ida, tenía un sonroso innatural en sus mejillas y una sonrisa boba adornándolas.

-Pero chica, ¿Qué ha pasado? ¿Al cliente no le a agradado el pedido? ¿Algo marchó mal?- preguntaba nervioso, una ves más dejando a flote su habito de perfección.

-No nada de eso, al contrario- suspiró- me lo ha agradecido.

-entonces, ¿por que andas así?

-¿Es que no le ha visto?- reclamó- Es un príncipe, es, perfecto.

El pobre gerente resopló, vaya el nuevo cliente había causado revuelo en las mujeres del hotel.

-Disculpe jefe- interrumpió la recepcionista- El cuarto 415 requiere de sus servicios.
-¿A mí?- preguntó confundido.

Si- asintió la fémina- Dice que necesita hablar con el gerente urgentemente.

Aquello le asustó, ¿Algo andaba mal en su cuarto? ¿Ratas, una fuga a caso? Nervioso, se dirigió al cuarto, intentando practicar alguna que otra forma de excusarse y convencer al cliente.

.-,-.-.-.

El chico frente a él seguía mirándole, como con brillo en sus ojos, era lindo parecía un cachorrito indefenso, incluso se veía mas indefenso que los que rondaban y ladraban por la tienda. Sus movimientos torpes y sus balbuceos eran graciosos, pero eso no quitaba el hecho de que le estuviera incomodando de sobremanera, le era muy difícil convivir con humanos.

-nn-nombre... mi nombre es P-Petiiit-t, Ayshane Petit- dijo como pudo tratando de normalizar su gruesa voz.

Por fin aquellas palabras carentes de sentido formaban lo que parecía su nombre .El pobre muchacho seguía mirándolo nervioso y temeroso.

-¿cual es el tuyo??- susurro bajito.

No supo que decir. ¿Tenía que contestarle? Era lógico pues tenía que ser educado, aparte el tipo era mayor, pero en realidad su gusto por entablar conversaciones era nulo, y sabía muy bien que contestarle le conllevaría a tener que iniciar, cuando menos unos minutos una pequeña charla . Suspiró derrotado el mas alto le miraba insistente.

-Argus, Argus Sophronia.

Extendió su mano educadamente mirando al piso intentando calmar su fastidio, sería un día largo al parecer.

-Argus, Argus Sophronia- le extendieron la mano y agacho sus expectaculares ojos al suelo.

-Ravi de vous rencontrer...- tomo con cuidado la delgada mano en la suya para depositar un beso en ella.

Se asusto de sí, se dijo maniatico mentalmente al ver la cara del chico delante suyo y rápidamente se apresuro a decir que era de ascendencia francesa y que por ello tenía ese tipo de contrumbres, musito un debil adios. Corrió avergonzado y depremido por ser tan idiota y siempre andar estropeando todo, observo el puesto de flores a ver si sus pequeñas le alegraban un poco.

Se metió a la florería y toco con sus dedos las margaritas empezó a cantar una suave melodía en que su padre solia cantarle a su madre -que no le entendia ni jota- la cual le encantaba, incluso a él le ponía contento.

Con su traje gris de fieltro
y el gabán de terciopelo
y algún pájaro pequeño
que le anida en el sombrero
y repiten cada tarde
como un rito el mismo parque
un mirarse sin tocarse
un hablarse sin mirarse
suspirando y luego nada
a las diez de vuelta en casa

Y mientras les ofrecía un concierto a cantata regaba de flor en flor unas gotillas de agua.



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Se puso unos pantalones negros que tenía por allí en la maleta y espero a que tocasen su puerta.

¿si aquel chico no le entendia las indirectas, tendria que hacerlas directas?

Pensó numerosas formas de hacercelo entender pero no se le ocurría nada que no implicase forzarlo y eso violaba sus principios, toda persona en la que se fijaba tarde o temprano se le ofrecía, lo malo de ser irresistible. Pensó un segundo más y una sonrisa se instalo en su morena faz.

Se escucho la melodiosa voz que tanto ansiaba oir, corrio a abrirle y allí estaba su angelito de blanco.

-¿me necesitaba señor?- servicial

-no me hables de señor, no soy tan viejo y entra- le abrio paso

-quedate quieto, quiero comprobar algo- dijo serio

Coloco sus manos en los hombros doblandolos, examino los brazos, tomó la cara con sus manos y reviso sus perfiles, toco las piernas y al final le quito la camisa tocando el vientre recibiendo tremenda hostia en la cabeza. El semblante del joven rubio era de molestia.

-vale, vale no te enojes monada... quedas contratado- le sonrio feliz.

Nervioso, tocó la puerta que automáticamente fue abierta por su cliente, el hombre de hacer rato.

-¿Me necesita señor?- preguntó con su acostumbrado tono servicial.
El otro bufó fastidiado.

-no me hables de señor, no soy tan viejo y entra- le abrió paso atendiendo su invitación a entrar.

-quédate quieto, quiero comprobar algo- le dijo, a lo que el otro obedeció.

Se puso frente a él mirándole fijamente, aquello le descolocó un poco ¿Qué era lo que quería? Posó sus manos sobre sus hombros moviéndolos un poco y comenzó a descender por sus brazos extendiéndolos y examinarlos, después dirigió sus manos a su ara tomándola con ambas y moviéndola de un lado a otro. Aquello le estaba crispando los nervios, nunca nadie había hecho eso; bajo sus manos hasta sus piernas tocándolas descaradamente, aquello ya no le estaba gustando y le estaba colmando la paciencia, y esta terminó por derramarse cuando descaradamente quitó su camisa sin justificación y comenzó a tocarle de una manera que jamás pensó, aquella curiosa mano comenzó a tocar su vientre sin querer parar y finalmente terminó dándole tremendo golpe. Estaba cabreado por aquella deliberada acción sin su justificación, y consigo mismo también estaba enojado pues no lo había parado anteriormente.

-vale, vale no te enojes monada... quedas contratado- le sonrió feliz.

¿Contratado? ¡¿De que demonios estaba hablando?! Aquello le descolocó, algo no le pintaba allí.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
-Ravi de vous rencontrer...- tomo delicadamente su mano, para besarla.

Los mullidos labios del joven más alto habían tocado el dorso de la suya y eso le había dejado estupefacto, contacto físico con otro humano, era demasiado aterrador para él. Y al parecer el otro lo notó pues rápidamente comenzó a explicarle que sus padres eran franceses y tenía sangre francesa y que allá acostumbraban hacer eso, nervioso le susurró un adiós y salió corriendo del lugar avergonzado como un pequeño ratoncito asustadizo.

SE postró nuevamente en el mostrador para esperar a algún cliente o simplemente jugar con sus animalitos, peor le fue imposible no podía despegar la vista de la florería de enfrente observando débilmente debido a la lejanía al joven que anteriormente se había presentado frente a él, regando las margaritas con sumo cuidado justo como el hacia con sus animales.

Se debatía entre azotar su cabeza en el mostrador o masacarse con la regadera para las plantas cuando unas clientas merodeaban fuera moviendo sus dulces flores sin ningún cuidado, salio como haz tras ellas.

-Señoritas, diganme ustedes en que les puedo servir- apenas dijo con su grave voz, captando la antención de las dos chicas que rapidamente soltaron la maceta. Sonrio para ellas amablemente, enseñando sus blancos dientes en perfecto estado.

-Si me dicen que buscan en concreto, les puedo ayudar. Siganme- y tomo la maceta entre sus manos con cuidado para meterla a la tienda donde la mimaría un rato.

Contesto cada una de las preguntas y les dio muchas indicaciones de como deberían cuidar sus repectivas flores, no le gustaría que aquellas sufrieran con sus siguientes dueños. Las chicas marcharon felices y le prometieron que las cuidarian como lo hacía él, en caso de que algo se les olvidará sobre el cuidado dijeron que volverían; lo cual agradeció.

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Observo los ojos azules eu estaban contrariados totalmente, su rostro mostraba una mueca de total desconsierto, lo cual a él le pareció de lo más tierno así que se dispuso a explicarle.

-soy fotografo profesional, he venido a haceros una sesión por que las dueñas me lo han pedido. Quiero que vos seais mi modelo, iros a convertir en el más grande modelo jamas visto harás que todas las tias buenorras se mueran de envidia a tu sola mension presiosura- le guiño el ojo.

-Así que te me vas alistando chico guapo que te tomaré fotos hasta que te desmayes- le sonrió y tomó sus blancas manos.

-anda dime que aceptas... no me gusta escuchar nos de respuesta- sin oir todavía la respuesta del muchacho lo jalo y beso su mejilla.

-soy fotografo profesional, he venido a haceros una sesión por que las dueñas me lo han pedido. Quiero que vos seais mi modelo, iros a convertir en el más grande modelo jamas visto harás que todas las tias buenorras se mueran de envidia a tu sola mension presiosura- le guiño el ojo.

¿El? ¿modelo? ni el mismo se la creía. Pero las palabras del joven frente a ñel aprecian la pura verdad.

-Así que te me vas alistando chico guapo que te tomaré fotos hasta que te desmayes- le sonrió y tomó sus manos.

LA idea de las fotos no le molestaba, todo fuera por sus jefas que por obvias razones tenía que obedecer, pero que el fuera el fotografo era lo que le alarmaba.

-anda dime que aceptas... no me gusta escuchar nos de respuesta- Que demonios, que hombre tan mas insistente.

Y sin escuchar lo que iba decir el otro le agarró del brazo ylo jalo hacia el para plantarle un besos en la mejilla. SAin pooder evitarlo sus mejillas se tornaron de un rojo escandaloso, aquel fotógrafo amaba en demacia tocarle, ¿Que acaso era una especie de tic o algo? fuera lo que fuese le perturbaba en la mente, pues no estaba muy seguro si aquello le perturbara o le agradaba tanto al punto de ser perturbador.

-.-.-.-.-.-.-.-

Tomó las margaritas que le habian regalado el joven jardinero y las colocó en un florero cerca de la caja registradora, las contempló un rato, y aspiro, el fragante perfume de las flores habian inundado todo el lugar y le encataba y sus animalitos parecia que también.

-¿Que dices Momo?- se dirigio al perrito que se encotnraba acariciando- ¿Te gusta el olor de las flores?.

El perrio ladrí como signo positivo mientras movñia la colita, no pudo evitar sonreirle.

-Si a mi también me gusta, son muy lindas las margaritas, debben estar en manos de alguien que en verdad sabe hacer su trabajo- sonrió, y nop udo evitar sorprenderse ante eso pues lo que automaticamente llego a su cabeza fue el joven jardinero. Y no quería aceptarlo, peor el joven le agradaba, nunca en su vida pensó aquello, que le agradace un humano, peor este era diferente, era como uno mas de sus animalitos.

Volvio la vista cuando estaba libre de clientes hacía su lugar favortito y se enternecio al observar como Argus jugaba con un cachorro, en su ensoñamiento estaba inundando unas flores de agua mojandose a si mismo, para cuando se dio cuenta ya estaba todo empapado de abajo, tiro la regadera por error y fue a darle al pie e hizo un estrepitoso sonido al rodar por el suelo, dio saltitos hacia atras tratando de aguantar las lagrimas de dolor cayendo por la cubeta que tenía agua para tintar flores de azul, quedando como pitufo y por si fuera poco cuando se quizo levantar se pego un resbalon que fue a parar fuera de la tienda abriendo la puerta con brusquedad al fin paro su carrera en el suelo bajo los escalones, la campanilla quedo sonando.

-soy taan torpe- se reconocio recargando la melena azulada en un escalon, definitivamente le dolía todo.

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Las mejillas del otro se sonrojaron ante su acción y lo observo embelesado derritiendose y completamente atontado ante la expresión tan linda que mostraba el chiquillo, tuvo que guardarse las ganas de abrazarlo. Sin soltar las manos frias y delgadas las entrelazó muy discretamente.

-mañana en la mañana te buscas un remplazo haremos una sesión de prueba aquí en mi habitación para ahorar tiempo y ver como te comportas- empezó a pensar cual sería el escenario más indicado para hacerlo medelar por primera vez.

-No se exactamente con que te vestiremos primero o que escenario te sentaría mejor, creo que algo al estilo gotico le sentaría o algo moderno, sin duda tiene que ser algo que te contraste...- y hablo y hablo de sus cabilaciones sin escuchar palabra alguna del chico, estaba tan entusiasmado.

-mañana en la mañana te buscas un remplazo haremos una sesión de prueba aquí en mi habitación para ahorar tiempo y ver como te comportas- le dijo sin más.

¿Cómo se le ocurria semejante ocurrencia? ¿Un día libre? ¡Su hotel se vendría abajo sin su supervisión!

-Pero...y-yo- decia tratando de hablar, pero el otro seguia hablando y hablando sin parar.

-No se exactamente con que te vestiremos primero o que escenario te sentaría mejor, creo que algo al estilo gotico le sentaría o algo moderno, sin duda tiene que ser algo que te contraste...-

No le quedo más que escuchar, intentando pensar como safarse de aquel problema en el que se había metido. Pero el oro se miraba entusiasmado, y se lo había pedodo, ¡ahrghh! Como odiaba a vecees no saber decir que no.

-..-.-.--..-..-.

Volvió la vista a la tienda de enfrente, dejando a su cachorrito descansar un poco de sus caricias, y se encontró con lo que parecia una especia de pelicula de comedia, de esas donde el protagonista sufria todo tiipo de percances.
El pobre jardinero terminaba haciendo aparatosa caida al suelo, y quedo allo inmovil yaciendo en el piso, varios munutos pasaron así, y aquello asustó a Argus, quien dudo un poco pero al final salió de su tienda para ver como se encontraba el pobre, parecia que estaba muy herido, io quizas muerto.

Suspiro pesado y después de varios minutos se resigno a levantarse, todo su vida y él eran una desastre, pesco lo primero que encontro para apoyarse y levantarse del suelo con dificultad, pero al percatarse de que era una persona viro su vista y se le fue el alma a los pies, y el vlvio al piso.

-auch...- dejo escapar su cuerpo dolorido.

Los ojos claros de ambos se encontraron y el se avergonzó apartando la mirada, hizo de nuevo el intento de levantarse sin ayuda ya había sido bastante patetico en el día. Seguro que tenía moretones por todos lados, en su tragico levantar unos brazos le envolvieron con cuidado ¿Argus le estaba ayudando? ¡Argus le abrazaba! casi le da una taquicardia y se avergonzo hasta las orejas, el dolor en su cuerpo desaparecio instantaneamente; parecía que pudiera volar.

-po zhizni (gracias vida)- susurro en ruso, cosa que el otro no oyo.

Se dejo guiar hacía la tienda de animales donde él otro le revisaba, en la frente tenía un pequeño corte que sangraba pero el estaba tan soñado que no sentía ni el más minimo dolor, casi se hechaba a reír de hecho problablemente estuviese sonriendo. Así observaba con ojos atentos la preocupación del chiquillo.


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-y mira tal vez debamos hacer la prueba de colores de una vez, aunque con la poca luz se puede degradar el tinte y se haga un desastre en el color...- se dió cuenta de lo parlanchin que se estaba portando y se avergonzó.

-perdonadme, es que mi trabajo me apasiona en demasía sobre todo cuando encuentro a una persona que es perfecta para fotografiarse. Antes de seguir decidiendo cosas ¿quisieras posar para mi?-

Observaba con sus ojos cafe con ansias la respuesta, hasta parecía que se le iba el alma en espera de él.

-¿Posar? Em… ¿Cómo?- peguntaba nervios, ahora venía su verdadero reto.

Intentó recordar alguna que otra pose que había visto en la tele para imitarla, moviéndose torpemente, haciendo que el otro riera divertido y eso le avergonzaba pues se dio cuenta que intentaba hacer poses de modelos femeninas, un momento verdad, solo había visto a modelos femeninas en la tele, ¿cómo se supone posa un hombre?

-.-.-.-.-.-..
Sintió la mano del joven que yacía en el piso apoyándose de su pierna para levantarse y cuando se percató de lo que hacia se soltó y volvió a caer.

-auch...- escuchó su quejido.

LE miro nuevamente yaciendo en el piso y por segunda vez intentando levantarse torpemente, como cachorrito recién nacido pensó, así que le ayudo rodeándole con sus brazos levantándole y guiándole a la tienda para revisarle. Curó su herida del rostro cortando el sangrado y poniéndole una bandita sobre ella. No parecía grave su herida pero tenía que ser atendida.
Tan concentrado se encontraba curando que no notó cuando sus cachorritos rodearon al mas alto queriendo jugar con él y esté correspondió sus ladrido y maullidos acariciándoles tiernamente, parecía uno mas de ellos. No pudo evitar sonreir.

Se le hacercaron los animalitos que solían jugar con Argus, los miro acariciando sus cabezitas con suavidad, enternecido sonrio. Los animalitos trepaban sus ropas haciendole cosquillas y los cachorros lo mordian amistosamente.

-Parece que les agrado, perdon por las molestias- dijo aún jugando con los cachorritos.

Le daba la imprensión de que le disgustaba su presencia al muchacho, suspiro abatido moviendo las orejitas de un gato blanco.

-En verdad lamento ser tan torpe, solo te causo problemas... muchas gracias por ayudarme, creo que es hora de que me valla- no quiso observar los ojos azules, bajo a todos los gatos y cachoros que buscaban treparlo.
Para ponerse en marcha.

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-¿Posar? Em… ¿Cómo?- el chico empezó a hacer posiciones que no salían bien por el nerviosismo.

Rió para sus adentros, le parecía muy grasioso verlo de ese modo.

-mira, os ayudaré un poco. Solo no me golpeis esta vez ¿vale?- el otro movió su cabeza en señal afirmativa.

Volvio a tomarlo por los hombros, pero esta vez lo empujo gentilmente hasta la pared recargandolo en ella, le separó las piernas con cuidado tratarndo de flexionarlas un poco. Le tomó de las caderas por que sus piernas se negaban a adquirir la posición, le dirigió hacía el frente despegando sus partes bajas del muro. Se alejó del cuerpo delgado.

-no muevas ni tus piernas ni caderas, ahora pon atención. Primero ladea tu cabeza como si fueras a mirar al costado, pero dirige tu vista, solo la vista a donde estoy- espero que el chico siguiera sus instrucciones.

-Ahora coloca tu brazo izquierdo sobre tu cabeza, recargando la muñeca en el cabello. Tu otra mano la colocas sobre tu muslo descuidadamente-

Se quedó mirando cada rincón de su cuerpo y su rostro, quería grabar esa sensualidad inocente que emanaba del chico en ese momento. Con su mirada cafe inspeccionó hasta el último detalle en su piel observandola era como leche, con algun otro lunar distribuido por allí.
Era tan hermoso, la mirada que le dedicaba la principio era de inspección y curiosidad pura, pero después paso a ser como un toque a distancia, quería palpar la piel de porcelana pero no podía, por eso lo hacía con la mirada.

-mira, os ayudaré un poco. Solo no me golpeéis esta vez ¿vale?- le dijo al ver su inútil intento por posar. Simplemente asintió.

Le tomó por lo hombros empujándolo hasta la fría pared, la que le hizo estremecer pues aun se encontraba sin camisa, ambos se miraron fijamente mientras sentía la rodilla del otro separándole las piernas con ella, un tono rosado se prendió en sus mejillas, aquel movimiento le había tomado desprevenido y le avergonzó haciéndole flaquear en el acto; luego le tomó por las caderas sin despegarse de la cercanía que se encontraba intentando atrayéndolas hacía el frente despegándolas del muro, eso le agitó. El otro se alejó y le miro desde una prudente distancia.

-Ahora coloca tu brazo izquierdo sobre tu cabeza, recargando la muñeca en el cabello. Tu otra mano la colocas sobre tu muslo descuidadamente.

Obedeció avergonzado lo que le pedía sintiendo la intensa mirada del otro inspeccionándole, sabía que era parte de su trabajo y de eso se trataba el modelaje, pero aun así no podía lidiar con aquella escrutadora mirada del moreno sobre él.
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Y de nuevo sonreía ante los actos del mayor, ¿Cómo alguien como el que conocía de hace una horas le había hecho sonreír ya dos veces?

-Parece que les agrado, perdon por las molestias- dijo aún jugando con los cachorritos.
Su mirada se tornó sería, no quería verse amigable con el otro, pues no pensaba hacerlo su amigo, pero era algo casi imposible, le agradaba el chico, quisiera evitarlo, pero lo hacía.
-En verdad lamento ser tan torpe, solo te causo problemas... muchas gracias por ayudarme, creo que es hora de que me valla- alejó a los animalitos que se peleaban ya que todos rogaban por mimos del mayor. Se levantó dispuesto a irse, algo en su interior no quería que lo hiciera y in pensarlo automáticamente lo evitó.

-Espera… no puedes irte- el otro le miro confundido.

- e-es decir…e-en esas condiciones, t-te diste un fuerte golpe en la ca-cabeza tienes que reposar o podrías marearte.

Ni siquiera el podía creer la mentira tan grande que había hecho y mucho menos la razón por la que lo había hecho, quería pasar un rato más con el mas alto.

-Espera… no puedes irte- lo observo confundido.

- e-es decir…e-en esas condiciones, t-te diste un fuerte golpe en la ca-cabeza tienes que reposar o podrías marearte.

Sonrió sonrojado como una cereza y aliviado por las palabras de él, que Argus se preocupará por él le hacía sentir cálido por dentro.

-espera un poco-

Fue en dirección a su puesto caminando con dificultad, los golpes le estaban pasando factura, miró el desastre que había causado; se dijo que mañana limpiaría, quejandose como un viejo cambió su pantalón humedo y se quito la playera encontrando por allí un jersey para cubrirse, tomó las llaves y unas plantas en forma de espigas. Cerró la tienda y se dispusó a entrar a la tienda de mascotas, agitó las espigas frente a los gatitos haciendo que estos empezarán a jugar.

-gracias por preocuparte, estaba seguro de que pensabas que era un tipo insoportable-

Sonrió mostrando sus dientes blancos.

-la gente suele huir de mí por ser alto y tener la voz tan gruesa, dime ¿te molesto en algún sentido?-

Estaba espectante a la respuesta.

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Observo el palido rubor que se extendía por las mejillas lisas, también el ligero temblor en el cuerpo. Automaticamente afiló la mirada tomando aire para refrescarse, escurrio la mirada hasta los pezones que se asomaban en el pecho viendo como estaban duros ¡dios santo!

-probemos con otra pose...- casi susurro con la voz ronca sin apartar la mirada de los claros de agua que tenía por ojos.

-deslizaos por la pared hasta quedar sentado, deja tus dos brazos alzados contra la pared... bien, ahora abre la piernas y mirame fijamente-

Las mejillas del rubio estaban ganando color rápidamente, parecía no querer separ las piernas y mucho menos mirarle. Se hacerco y lo tomo por las rodillas, las sintió temblar fuertemente, se agachó hasta quedar cerca de su rostro.

-quitaos los pantalones- él otro le miró soprendido.

-necesito ver en que estado estan tus piernas, a ver si me conviene mostrarlas o no- simplemente explico, aunque el sabía que más que nada quería observar la tentadora visión de su cuerpo semi desnudo.

Dejó espacio para que cumpliera la orden, sin dejar de posar sus ojos tratando de sentirlo atra vez de su mirar.

-probemos con otra pose...- le dijo mientras su penetrante mirada le seguía observando.

-deslizaos por la pared hasta quedar sentado, deja tus dos brazos alzados contra la pared... bien, ahora abre la piernas y mirame fijamente.

¿Qué quería qué que? Sus mejillas automáticamente se tornaron de un furioso rojo de nervios y vergüenza, sus piernas se debilitaron y sin querer se deslizo por la paren cayendo como le había pedido anteriormente el otro haciéndose un ovillo intentando esquivar la mirada del otro. Sintió las grandes manos del otro en sus rodillas, se estremeció ante el tacto, tenía miedo.

-quitaos los pantalones.

Sus ojos se abrieron desmesuradamente, ¿Le quería dejar desnudo?

-necesito ver en que estado estan tus piernas, a ver si me conviene mostrarlas o no.

Sus piernas ¿Para qué? Algo no le encajaba y la mirada del más alto le ponía nervioso en demasía. Cuando esté se alejo para dejarle quitarse la ropa no dudo n un segundo, tomó su camisa y salió rápidamente de la habitación, estaba muy alterado, todo aquello le había dejado avergonzado, la mirada del otro sus acciones sus toques.

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-espera un poco.
Le dijo el otro mientras se encaminaba a su puesto, entraba el él y minutos después salir con una muda de ropa y una planta en mano. Entró a la tienda y se acomodo para jugar con los gatitos con aquellas espigas de la planta quienes emocionados correspondieron jugando con ellas.

-gracias por preocuparte, estaba seguro de que pensabas que era un tipo insoportable.

Sonrió mostrando sus dientes blancos. El otro no supo que decir, pues para él todas las personas eran insoportables, siempre pensando en ellos mismos y sus prioridades antes que los demás, por eso amaba a sus animalitos, pues los animales son muy fieles a sus dueños y siempre están para escucharlo.

-la gente suele huir de mí por ser alto y tener la voz tan gruesa, dime ¿te molesto en algún sentido?

¿Qué le diría? El sabía que le agradaba el chico, pero de igual forma no confiaba mucho en las personas y no le importaba no convivir con ellas era feliz solo con sus cachorritos, gatitos y demás animales, pero ese chico era tan diferente a los demás. Solo negó con la cabeza dándole a entender que no le molestaba, pero de igual forma mantenerse frío. Tenía miedo de llegar a tener una amistad y sufrir como muchas veces lo hizo cuando aún confiaba en las personas.

Lo vió mover la cebeza de forma negativa y casi se hecha a llorar de felicidad, no sabía que era lo mejor que le había en esas pocas horas, sus mejillas se tiñeron de rosa y miró con los sus ojos miel brillando al chico, volvió a sonreir como lo hacen los bobos.

-E-estar contigo me recuerda la calma del pueblo donde vivá mi madre, allá en Rusia... ha-acía mucho frío pero era en extremo acogedor- confesó con pena y a la vez con nerviosismo, le temblaban las manos.

-Sabes-s, he descubierto que me agradas muc-cho en tan poco tiempo curioso ¿ver-rdad?... ¿q-querías ser-r mi a-amigo?- no buscó la mirada de agua por que casi le da una taquicardía al mecionar crear un lazo entre los dos, empezó a sudar en frío.

Fingió estar muy entretenido con los gatitos, trando de ocultar su nerviosismo.

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-joder...- pronuncó observando al otro irse despavorido.

No se equivocaba su sola presencia representaba un problema para su futuro modelo, tal vez se había pasado un poco, lo sopeso un segundo, él no había pedido nada fuera de lo común; siempre les pedía a los modelos una prueba antes de fotografiarlos, aunque esta vez había un interes personal de por medio no implicaba que que no hiciese su trabajo con eficiencia y seriedad, al contrario le daba el doble de gusto.

Camino hasta la cama donde se recosto, las suaves sabanas blancas tocaron su espalda desnuda, recordo la mirada de nervisismo empapada en miedo que le dirigía cuando toco el suelo; sonrio con culpabilidad, no daría un paso atras estaba determinado a ganarse la confianza del muchacho y después tenerlo entre sus brazos.

Se levanto buscando el el frigo bar una cerveza o alguna bebida alcoholica para festejar su pequeño triunfo, por que detras de esa intespetuosa salida, sabía que algo causaba en él, estaba seguro de aquello, tarde o temprano su angel caería y él estaría allí para atraparle, enseñandole a pecar.

Tomo una botella de champagne que encontró y regreso a su lecho gustoso, maquinando sus siguientes planes.

Aún no sabía exactamente porque había huido de aquella forma, tal ves fue muy grosero de su parte, peor el fotógrafo le ponía nervioso, no sabía porque, pero había algo en el que le hacia estremecerse cuando sentía la mirada del otro sobre el, su sonrisa, sus tratos. Intentó olvidar un poco, necesitaba despejarse y poner las cosas en orden. Fue al baño a arreglarse y verse presentable para seguir con su trabajo.

Volvió al lugar donde se situaba para recibir los clientes con su sonrisa maquinal ya acostumbrada, recibiéndoles gustoso y amablemente, pero debajo de aquella faz en su interior seguía proyectada la inquietante mirada y suspicaz sonrisa de aquel fotógrafo, ¿Por qué no podía borrarla de su mente?

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Veía atentamente como el mayor jugaba tan entretenidamente con los animalitos se veía que le habían tomado cariño al joven, pues casi no se comportaban de esa manera con nadie.

-Sabes-s, he descubierto que me agradas muc-cho en tan poco tiempo curioso ¿ver-rdad?...
¿q-querías ser-r mi a-amigo?

Escuchó decir al joven aquello, mientras continuaba jugueteando con las criaturitas, se quedo en shock, no sabía que responder. ¿Amigos? Amigo era algo que implicaba formar una relación con la persona, pero el no se sentía seguro de hacerlo, las personas son falsas, mienten, y eso era lo que más odiaba, las mentiras, ya mucho sufrió con aquello, pues su vida siempre estuvo envuelta en mentiras y por eso prefirió alejarse de la gente, fue allí cuando tuvo una mascota, un perrito que fue su amigo 7y confidente toda su niñez, el único ser en quien confiaba, por eso decidió entregar su vida a los animales quienes creían los únicos seres confiables en este mundo. Pero algo en ese chico era diferente a todas las personas que desgraciadamente tuvo el “placer” de conocer a lo largo de su corta vida, le hacia pensar en el como un pequeño animalito: torpe, sincero, despreocupado de la vida…

Estaba indeciso de que contestar, pero algo en el le hizo querer ser su amigo y conocerle.

-Claro, seamos amigos-. Tembló al decir aquello, regalándole una sonrisa nerviosa que no estaba seguro si se había deformado en una mueca, pues así lo sentía.

-Claro, seamos amigos- aunque hizo un amago de sonrisa, que le aceptará le hacía completamente feliz.

Tomó a un gatito que le mordisqueaba los dedos y enroscaba la colita en sus manos.

-Parece que soy muy cariñosos, me agradan mucho son tiernos- trato de calmarse un poco y hacerle una platica más o menos decente.

Observo la hora en su reloj de pulso manchado de azul, rio un poco apenas había pasado media hora después del tremendo desastre, su estomago le pedía a gritos comida.

-¿t-te gustaria acompañarme a comer? puedes tomar un cafe, al fin y al cabo no hay gente, solo será un momento- casi le rogó, por que le apetecía preguntarle también cosas de caracter más personal ¡ya quería saber todo de Argus!

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Le hablaron por telefono, era la empleada que le había traido su cena, se pregunto como había la chica conseguido su móvil; ella con voz nerviosa le pedía que salieran a dar una vuelta, intento recordar el rostro de ella pero ni la minima pista, chequeo la hora y acepto la invitación, se dijo que la noche apenas empezaba.

Se vistió de una forma provocadora, como iba a pasar por recepción quería que su angel le viera bien vestido. Todo de negro con una camisa desfajada de mangas arremangadas dejando la mitad de los botones abiertos para que se viesen sus pectorales y juego un pantalon de cuero negro que le sentaba de maravilla.

Se miró en el espejo peinando su cabello con estilo, sonrio con autosuficiencia colcandose un collar con una cruz invertida y colocandose unos anillos de plata. Salio de la habitación envuelto en colonía pero sin exagerar, bajo al cuarto principal satisfecho con toda clase de miradas que le dirigían, se sabía irresistible.

Llego al mostrador y allí estaba su angelito, el chico frucio el entrecejo al verle.

-calmaos presiosura que no vengo por vos, sino por aquella buenorra del servicio, kassandra. Como vamos a salir, me ha dicho que pregunte por ella aquí en la recepción- le guiño un ojo, para darle la espalda.

-Allí estas mazisorra- susurro.

-Aquí mi bella dama, vamos te llevare a conocer el cielo- dijo extendiendo el brazo observando las curvas peligrosas envueltas en un vestido rosa.

Y se perdieron para quien sabe donde.